viernes, 18 de febrero de 2011

Los Angeles en América.





Para muchos escépticos, simplemente, no existen. Para muchos otros, ellos siempre han estado entre nosotros.


Llamarlos ángeles, es nombrarlos de alguna manera. Ellos, son seres espirituales como nosotros. La diferencia está en que nosotros tenemos cuerpo y ellos, no. Son los mensajeros celestes. Seres espirituales invisibles a la mayoría de los ojos de los hombres. Son, el puente entre lo humano y lo divino. Criaturas inmortales que superan en perfección a todo lo creado. Que se despliegan en la vida de los hombres, para proteger, guiar e iluminar nuestro camino.

Los espíritus angélicos, están presentes en numerosas religiones. Su nombre y representación varía según la tradición cultural a la que correspondan. Son los ángeles del karma de las doctrinas orientales. Los mismos que se corresponden con la tradición judeocristiana, del Antiguo y Nuevo Testamento.

La doctrina católica habla ya acerca de su existencia y la define en el IV Concilio de Letrán ( 1,215 ). Según ésta, los ángeles tienen existencia real. Fueron creados sin mancha y gozan de completa espiritualidad. Y subsisten como el alma, sin necesidad de un cuerpo.
Ya, Dionisio, desde la época de los griegos, se ocupa de establecer su jerarquía: Se diferencian en, Serafines, Querubines, Principados, Potestades, Dominaciones, Virtudes, Tronos, Arcángeles y Ángeles custodios.

Estos habitantes de los siete cielos, se encuentran representados en la obra de los pintores cristianos de los siglos IV y V. Y, más adelante, artistas de gran sensibilidad, como, Fra Angélico, el Giotto, Rafael, Miguel Ángel, el Correggio, y tantos otros, fascinados por estos seres espirituales, los han recogido en obras de arte de gran belleza.

Ángeles en América.














Si bien los Ángeles, tal como los conocemos, fueron traidos a nuestro medio, durante la Colonia -los Ángeles arcabuceros, por ejemplo, que gozaron y gozan aún, de gran aceptación entre la población -. Tal parece que los ángeles, han estado desde siempre con nosotros, obviamente, bajo nuestra propia óptica y visión cultural. Al respecto, existen testimonios orales , escritos y gráficos que evidencian la presencia de seres alados entre nosotros, desde la época prehispánica.

La presencia del Ángel bueno, o Alli Supay, está registrada en el diccionario de Santo Tomás ( Diccionario Kechwa-Castellano, de César Guardia Mayorga, edit. Los Andes, 1971 ). Y, en la palabra Wamani ( deidades telúricas ) que los indígenas de Ayacucho, comparan con Ángeles caídos. Que, tal parece, nos remite al término Huaminca que era el nombre que tenían los criados de Wiracocha. Seres invisibles, soldados resplandecientes, que estaban a su servicio.

Más atrás aún, encontramos testimonios gráficos de seres alados, en mantos y huacos, de diferentes épocas y culturas regionales. Son los seres alados de los mundialmente célebres, mantos Paracas. O, la vasta iconografía Mochica, que también los registra en sus huacos.

La cultura Paracas (desarrollada, entre el año 0 y el 600 d.C), cuya belleza de sus mantos, es considerada el summun del tejido, en América. Muestra numerosas evidencias de seres angélicos, en sus mantos funerarios. Seres alados que parecen flotar sobre la superficie de la tela. Cuya interpretación, parece ser una invocación a los seres del mundo superior. Para pedir protección y ayuda al difunto, en su viaje al más allá.

La iconografía Mochica, nos muestra numerosos testimonios de seres angélicos. Figuras humanas, estilizadas, provistas de alas. Ágiles guerreros, en actitud de tañer instrumentos de percusión. Que los científicos sociales caliifican, recurriendo a una interpretación facilista, de guerreros danzando. Pero, que de acuerdo a la mentalidad mágica-religiosa de su época, correspondería más bien, a lo que la visión occidental y cristiana entiende como Ángeles.

En la Portada del Sol, correspondiente al período Tiahuanaco ( 200 a.C al 800 d.C). Exhibe un complejo friso tallado en su parte superior, cuya figura principal es la efigie del dios Wiracocha u "hombre-sol". Lleva en cada una de sus manos, un báculo con figuras de aves. Y, a ambos lados de este, se ubican 32 figuras, en 3 hileras de 8 personajes de perfil, de seres alados. Cada uno de estos ángeles, lleva un bastón en las manos, dirigidos a la figura principal, en señal de sumisión y adoración.

Más atrás aun, desde las primeras manifestaciones del Arcaico Tardío (entre, el 3,500 y el 1,500 a.C),en el complejo arqueológico de Huaca Prieta, Trujillo, ya se han encontrado evidencias arqueológicas que sustentan una ideología y un culto religioso a seres alados. Aves que son los intermediarios, los "mensajeros" y/o la representación de los dioses mismos.

Más adelante, durante el Formativo Tardío (400 a.C-al año 0), con la aparición del telar que permite la confección de grandes mantos, mayor rapidez y mejor calidad, los mantos y objetos de oro son considerados objetos sagrados. Ya, que allí se representarán a las divinidades.

Incluso, en fecha más reciente. En época Inca. Se ha encontrado en Huánuco Pampa, un centro administrativo, con características de ave. El dios Cóndor.

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