Adios, negro¡

El humor está de luto.

Es una pena. Una pena muy grande, enterarme por medio de las noticias que uno de los más grandes y queridos creadores contemporáneos de historietas, "el negro" Fontanarrosa, se haya ido de este mundo; dejándonos huérfanos de buen humor e inteligencia.
Es una lástima, digo, que se haya marchado, sin el reconocimiento a lo grande que su genio creativo se merecía. Sin bombos, ni platillos, sin desfiles, ni fiestas en las calles. Sin su fotografía colgada junto a los próceres de la patria en las aulas escolares; como quería Cortázar del gran Buster Keaton.
.Y, es que al "negro" los profesores ( los malos profesores ), se la tenían jurada. Porque él, con su fina sensibilidad , sus dotes creativas y su irreverencia, hacía de la tortura de leer y comprender a los clásicos de la historia y la literatura, algo agradable y fácil de entender para miles de jóvenes. Y, hacer disfrutar y amar los cursos y materias escolares, es algo que los malos profesores ( que se solazan en torturar a los alumnos ) detestan y no perdonan.
Más, aún, a través de una chusca y vulgar herramienta, como el comic; denostada y acusada
de banal y alienante, por sus detractores.
El comic o historieta, ése medio virtual, contemporáneo del cine, la televisión y el Internet de nuestros días; a través del cuál, los chicos de mi generación, podíamos ver, oír y comunicarnos con otras realidades, de otros tiempos, otros lugares, otros mundos. Fue el arma preferida, usada por "el negro", para desmitificar las pomposas construcciones culturales erigidas por el hombre.
Fontanarrosa, a través de su labor creativa como dibujante ( caricaturista ) y guionista, descubre y explota el enorme potencial del comic, como formidable instrumento de comunicación y educación. Para, con su ingenio y chispa creativa, unir lo culto y lo popular; con naturalidad, sin rebuscamientos pseudo intelectuales. Construyendo, con trazos rápidos de pluma, aparentemente, descuidados; agudas, precisas, veraces y divertidas radiografías del alma, del hombre y la cultura de nuestros días.
A diferencia de Quino, el creador de Mafalda - un personaje poco verosímil, debido a la pedantería pseudo-intelectual, que lo alejaba de lo popular-, los personajes del "negro", en cambio, contaban con ése algo indefinible, que los hace creíbles. Las penas y alegrías, el alma y el floro matador de la esquina, del barrio, del pueblo. Y, la alegría, chispeante, vital, que lo aleja del morbo de lo patético, y que el creador transmite a los personajes; haciéndolos verosímiles a los ojos de los demás. Esta, es la genialidad del artista.
Genialidad, que Fontanarrosa compartía entre su labor de historietista y la poco conocida labor de escritor. Sorprende y asusta la cantidad de libros ( cuentos y novelas ), que tiene publicados. Sin duda, todos asumidos con el rigor y profesionalidad que le era característica. Y, la misma irreverencia con la que arremetía contra los íconos de la realidad de cada día y el mundo del arte y la cultura.
Fontanarosa ha muerto. Ahora, "el negro" vaga libre de ataduras terrenales, riendo a carcajada limpia de los estirados, los ceñudos, los severos, y los estreñidos de siempre. De aquellos que quieren hacer del mundo, un asco; a la medida de sus apetitos y egoísmos desmedidos.