miércoles, 3 de marzo de 2010

Chile:El terremoto puso fin a la ilusión.

Terremoto de Valdivia, 1960. 9.5º Richter.


A continuación, presentamos un interesante artículo sobre las repercuciones del terremoto en la sociedad chilena. Que, como lo sucedido en nuestro país (Pisco), evidencia los límites y defectos del modelo neoliberal, en boga. Interesante artículo, sin duda, que revela al autor como un penetrante analista.

Es cierto. Chile no es Haití. Los casi mil muertos no tienen comparación con los 200 mil haitianos que murieron hace 50 días. Pero los desastres tienen la osadía de mostrar todas las fracturas de una sociedad. El terremoto de la madrugada del sábado de 8.8 grados en la escala de Richter está desnudando los límites de sus instituciones y sus estructuras económicas y sociales.
En primer lugar Chile no estaba tan integrado como se pensaba. Las carreteras y puentes colapsaron en un área de casi 500 kilómetros y el abastecimiento energético, el gran problema del país del sur, tiene a los damnificados a oscuras y sin comunicación con el mundo. Las televisoras, radios y telefónicas no pueden funcionar en medio del desastre, lo que hizo creer que los daños en un primer momento eran muchísimo menores. Es curioso. La magnitud de la catástrofe de Pisco e Ica se supo mucho antes que el de Concepción ( a sólo 300 kilómetros de la capital), pese a la modernidad de la que Chile ha presumido. De otro lado la improvisación de la primera hora de autoridades y gobernantes ha puesto sobre el tapete los limites del estado chileno, y de sus fuerzas armadas, que desoyeron las alertas de tsunami y causaron la muerte de cientos de personas en las caletas e islas de la franja costera. Las víctimas de Constitución, Juan Fernández, Robinson Crusoe, Talca y Talcahuano son producto de la inacción de la marina chilena y del ministerio de defensa, que no tomaron las providencias del caso en las horas que siguieron al terremoto.
De otro lado la soberbia es mala consejera. Ayer la Bachelet desechó la ayuda internacional mientras hoy hordas de damnificados asaltaban los supermercados y tiendas de Concepción y Temuco. Chile no es Santiago, señores gobernantes. Los dos millones de damnificados y el medio millón de viviendas destruidas son la evidencia viva de que los sectores más pobres de Chile no tenían edificaciones antisísmicas ni una cobertura adecuada de servicios públicos.
El modelo chileno al desarrollo también ha colapsado con el terremoto. Las hondas desigualdades salen a flote. Y si no ha habido más víctimas eso se debe a las normas constructivas que se tomaron en esa área de Chile luego de 1960, tras el desvastador terremoto de Valdivia, de 9.5 grados Richter, el mas grande del hemisferio occidental.
Las perdidas al cierre del domingo, se calculan en cuarenta mil millones de dólares, un 20 por ciento del PBI chileno. Todo lo cual es un pésimo augurio para el mandato del empresario Sebastian Piñera. El milagro chileno ha llegado a su fin. Los saqueos de hoy son prueba elocuente de ello. Chile ya nunca será el mismo.

Por: Rodrigo Nùñez Carvallo

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